La verdad que tenía algunos trabajos tomados para esas semanas, ¿pero quién puede resisterse a la ilusión de una futura mamá de querer acurrucarse junto a su beba sentada en la mecedora?
Yo no pude, y la verdad que disfruté haciéndola porque el trabajo tenía un plus de infinita ternura.
La idea era cambiarle el lustre oscuro y descubrir que había realmente abajo y, por supuesto, retapizarla. Y fue una alegría para mi ver encontrarme con una madera clara y noble como el roble.
Comparto algunas imágenes del trabajo realizado y de paso le doy un ¡gracias! enorme a Vanesa por haberme confiado un mueble tan especial para la nueva familia.
Esta es la foto que me enviaron cuando todavía se encontraba en el local de muebles |
En plena tarea de destachado |
La mecedora lavada y relustrada |
En plena prueba de vestuario... |
Lista! |
Si tenés algún mueble que querés que recicle podés hacer contacto con cuchitabacana@gmail.com